
Durante años se planteó un debate simplista: ¿los servidores on-premise desaparecerán con la nube pública? La narrativa dominante impulsaba la idea de que todo, tarde o temprano, viviría en la nube y que los datacenters locales serían un vestigio del pasado.
Sin embargo, la realidad empresarial tomó otro rumbo: la infraestructura híbrida ganó, porque el mundo real no es blanco o negro.
El hardware no murió: evolucionó
El hardware sigue siendo el corazón del negocio, especialmente cuando hablamos de rendimiento, seguridad, gobierno de datos y cargas críticas. Al mismo tiempo, la nube pública se consolidó como la vía más ágil para escalar, innovar y responder a la demanda.
Hoy, el reto no es elegir entre uno y otro, sino operarlos como una sola plataforma. Y es aquí donde Red Hat OpenShift se convierte en la pieza estratégica que une ambos mundos.
El cambio no solo fue técnico, también cultural. La nube trajo nuevas expectativas: desplegar en minutos, escalar bajo demanda y actualizar sin interrupciones. Pero nada de eso invalida el valor del hardware local. De hecho, el servidor on-premise evolucionó, incorporando:
- CPUs multinúcleo
- GPUs para cargas intensivas
- Almacenamiento NVMe
- Redes de baja latencia
- Aceleración tipo SR-IOV, NUMA o DPU
Hoy, ese hardware no está para ser reemplazado, sino para ser potenciado dentro de una arquitectura híbrida.
El desafío actual no es de tecnología, sino de operación
Actualmente, la mayoría de las organizaciones ya cuentan con servidores potentes y acceso a la nube pública. La dificultad no está en la capacidad, sino en la gestión: cada entorno se administra de forma distinta, utiliza herramientas diferentes y exige procesos particulares.
Esa falta de coherencia genera silos, duplicación de esfuerzos y lentitud para innovar. No se trata de sumar más infraestructura, sino de lograr una operación unificada. Lo que las empresas realmente necesitan es una plataforma que les permita:
- Desplegar aplicaciones con un mismo modelo, sin importar el entorno.
- Mover cargas de trabajo sin reconstruirlas desde cero.
- Automatizar tareas operativas y reducir el trabajo manual.
- Escalar de forma transparente entre el datacenter y la nube.
Ahí es donde OpenShift se vuelve esencial.
OpenShift: la capa que une hardware y nube en un solo plano operativo
OpenShift actúa como un punto de convergencia entre la infraestructura física y la nube pública. No importa si los workloads corren en servidores bare metal, máquinas virtuales locales o entornos de nube: la experiencia es la misma.
Gracias a esta consistencia, las organizaciones pueden:
- Aprovechar la potencia del hardware on-premise para cargas críticas,
- Escalar en nubes públicas cuando la demanda lo requiera,
- Mantener un control unificado, sin perder seguridad ni visibilidad.
Así, OpenShift convierte lo que antes eran entornos aislados en un ecosistema híbrido coherente, donde el hardware y la nube operan como una sola infraestructura.
Con OpenShift, la infraestructura híbrida deja de ser un desafío y se convierte en una ventaja competitiva. En CompuSoluciones te acompañamos a construir una estrategia segura y escalable.
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Colaboración de
Alejandro Gómez
Ingeniero preventa Red Hat
